Las Pascuas de Navidad en Rusia y algunos países eslavos en la antigüedad fue un período festivo desde vísperas de Navidad hasta la Epifanía, es decir la fiesta dedicada al Bautismo de Jesucristo. Este período de doce días en Rusia se comprende entre el 6 y el 19 de enero, según el calendario juliano utilizado por la Iglesia Ortodoxa Rusa, y se caracteriza por muchas actividades rituales que llegan de la antigüedad de Rusia pagana. Con paso del tiempo todos los ritos adquirieron el sentido religioso, es decir cristiano, pero no todos de ellos están aprobados por la iglesia. Estos días se consideran como los días sin cruz, porque entre su nacimiento y su bautizo el Niño Jesús todavía no estaba bautizado. Y por eso este período había marcado con un desenfreno de la brujería, hechicería y toda clase de demonio.
Los lugareños solían practicar sortilegios para recibir ciertos agüeros sobre la salud o la prosperidad de su familia durante el año que ya ha venido, conocer si tendrán buena cosecha en verano, y sobre todo las mozas de un lugar siempre querían conocer si se casarán durante el año y cómo será su prometido. Existía muchísimos tipos de sortilegios, por ejemplo un sortilegio de espejos. Una chica sentando entre dos espejos opuestos se enciende las velas y mirando a la producida galería de los reflejos espera ver un reflejo de su futuro prometido, todavía desconocido. Algo así como en este cuadro de Karl Brulov.

Svetlana. Karl Brulov
O las chicas a la vez prendían los hilos de la misma longitud y el hilo que se quemaba primero indica a la que se iba a casar durante el año. O por la medianoche salían a la calle y preguntaban el nombre del primer caminante que encontraban. Creían que su futuro novio se llamará así.

Llamada al caminante, el autor desconocido
Además, la gente disfrazada iba por un pueblo, por las casas de sus vecinos cantando villancicos ceremoniales, con la esperanza de recibir a cambio un aguinaldo o un obsequio.

Postal antigua, un autor desconocido

Los disfrazados actuales. La obra de Vladimir Lobachiov

Los disfrazados. Vladimir Lobachiov
Los jóvenes jugaban al corro, se enfiestaban hasta que hacían algunas travesuras: por ejemplo, los mozos podían derramar el agua sobre un umbral de algún vecino que le miraba de reojo en el año pasado, para que luego el agua congelada le impida abrir la puerta de casa. O esconder un trineo en algún parte del techo para que no lo encuentren hasta la primavera, cuando ya pasara la necesidad de su uso (a menudo el trineo en la aldea rusa invernal era casi único medio de locomoción). O algo menos ofensivo, como trazar una vereda con la leña desde la casa de un mozo hasta la casa de su amada para darle saber a ella que la quiere. Ahora estas tradiciones viven casi sólo en los museos o las representaciones teatralizadas. Hace siglos los aldeanos en Rusia trabajaban mucho desde la primavera hasta los finales de otoño, pero los mediados del invierno podían dedicar a un relativo reposo porque en pleno invierno ruso es imposible trabajar la tierra o algo así. Ahora la vida se ha cambiado mucho.
Los días festivos acaban con la fiesta de Epifanía, cuando los clérigos bendicen el agua en las iglesias y en ciertos ríos y lagos, para que los creyentes que lo deseen puedan efectuar un rito de baño de Epifanía. Para eso, en los lagos y ríos congelados se corta un claro en el hielo, que en este caso se llama Jordán, y la gente se mete al agua, aunque las temperaturas del ambiente puedan estar alrededor -20ºC y menos. En el pasado creían que de esta manera se quiten pecados, y sobre todo aquellos que hayan adquirido durante los días «sin cruz». La iglesia insiste que este baño no les quita ningunos pecados de los creyentes y que sólo tiene un sentido simbólico, pero mucha gente se baña por razones muy diferentes.
Y para terminar os ofrezco un video de Yuotube con las canciones tradicionales de la Pascuas de Navidad y las fotos de ciertos ritos.
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