Al mismo tiempo que se empezó el Año Dual del Turismo España – Rusia, se cerró el Año de la Lengua y Literatura españolas en Rusia y de la Lengua y Literatura rusa en España. El objetivo de dicho Año era promover el conocimiento mutuo de la lengua y cultura de los ambos países. Viviendo los últimos dos años en Moscú puedo constatar sólo una consecuencia de esta iniciativa, la inclusión oficial del español como lengua en las Olimpiadas escolares en Rusia. Pero sea como sea, el conocimiento de la literatura y cultura no depende de los años especiales, y nada nos impide leer y conocer las cosas interesantes siempre y sin parar.
Entonces hoy voy a contaros un par de palabras sobre uno de los más enigmáticos escritores de la literatura rusa de la primera mitad del siglo XX.
Su nombre literario es Aleksandr Grin, un derivado de su apellido familiar Grinevski. Sus novelas y relatos muestran un mundo entero, un poco fantástico, un poco enigmático y siempre poético, lleno de lo romántico, de lo que aparece cuando nos cuentan las historias de los viajes por mar a las tierras lejanas. Aleksandr Grin empezó a escribir sus obras poco antes de la Gran Revolución Socialista de Octubre, un hecho que por completo ha cambiado la vida en Rusia. Y mientras arreciaba un nuevo estilo literario de la república recién nacida, el realismo socialista, con sus protagonistas de la clase obrera, con sus hazañas laborales, con su lucha contra los enemigos del partido comunista, etc., los héroes honrados, fieles y valientes de las novelas de Grin surcaban el mar, amaban desinteresadamente, afrontaban los peligros y experimentaban las aventuras.
Lo más sorprendente es que el escritor creó un mundo imaginario, la llamada Grinlandia con sus ciudades y puertos como Zurbagán, Liss, Gel-Gyu y muchos más. Todos estos nombres suenan muy encantadamente para nuestro oído y despiertan las imágenes impresionantes. Marinos, viajeros, aventureros y soñadores – así son los habitantes de este mundo literario.
Y eso tenía sus consecuencias en la sociedad soviética. Pese a sus conocimientos y relaciones con muchos de los importantes escritores del país entre sus coetáneos, a finales de los años 20 Grin estaba declarado un enemigo ideológico. Los últimos años vivió en Crimea, muy enfermo y pobre, sin medios de vida. Pero sus novelas viven y se leen tanto bien como en los tiempos de su creación. Muchas están traducidas al español, y entre ellas las más destacadas son «Velas rojas», «Mundo resplandeciente», «Cazador de ratas», «Surcando las olas», «El camino a ninguna parte».
Cuatro museos de Aleksandr Grin existen en Rusia. Uno de ellos es muy especial y está situado en Crimea, en la ciudad de Feodosia, en la misma casa donde vivió el escritor entre los años 1924 y 1929. El museo muestra no sólo ciertos detalles de la vida cotidiana de Grin, sino un mundo fantástico de sus personajes. Tanto el interior como el exterior del museo está decorado con los motivos y elementos relacionados con los viajes por mar.
Sólo una habitación está restablecida tal cómo era durante la vida del escritor: es su despacho dónde creó algunas de sus novelas.
Todo el resto de la casa simboliza un barco de vela con sus dependencias y cada habitación convertida a una sala de exposición lleva su nombre como «El camarote del capitán», «La bodega de la fragata» o «El camarote del viajero».

La sala «El camarote del capitán»
Una de las salas representa un espolón de la nave, el llamado rostro casi a escala real.
El barco de velas rojas es un símbolo más remarcable de las obras de Grin y su imagen siempre nos lleva la sensación del amor y de la esperanza.
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