Abril en Rusia es la mejor temporada para recolectar algo muy especial en nuestra cocina: el zumo de abedul, como lo llamamos. Por supuesto, no es ningún zumo, sino la savia del árbol que a finales del invierno y a principios de la primavera se desplaza intensivamente desde abajo hacia arriba debido a la tensión en las raíces. Después del largo y frío invierno los árboles se despiertan y su savia empieza circular por sus conductos, acumulando ciertas cantidades de azúcar, pero antes de la aparición de las hojas.
Dicha savia posee ciertas ventajas como vitaminas, minerales, aminoácidos y enzimas, y además sus azúcares naturales utilizaban desde la antigüedad a la par con la miel como fuentes del sabor dulce, porque el azúcar verdadero fue muy caro y escaso en las épocas remotas. Durante el siglo pasado el «zumo» de abedul fue una bebida muy popular y típica en Rusia, vendiendo en botes grandes de cristal y por vasos en puestos de refrescos. Hoy en día en mi país siguen produciéndolo de manera industrial en las cantidades considerables y venden en botellas o en Tetra Brik.

Foto de Wikipedia
Este “zumo” tiene un sabor ligeramente dulce y muy fresco, pero no muy característico. Sólo una vez he probado la savia de abedul directamente del árbol, y me sorprendió su sabor muy fresco. Más de todo parece al agua sin ningunos aditivos, los azúcares en aquel caso no se notaron, aunque me ha gustado mucho por su frescura de pura naturaleza.
El proceso de recolección (así como la materia prima obtenida del árbol) algo parece a la recolección del jarabe del arce típico del Canadá. Para hacerlo respetando la naturaleza, en el tronco de un árbol hacen un pequeño orificio, introduciendo un tubo por el cual sale la savia directamente a un recipiente adecuado. De un árbol es posible obtener hasta unos 5 litros de savia diariamente, sin hacerle daño. Después de la recolección el orificio se tapa con un trocito de madera o lo cubren con la cera.

Foto de Wikipedia
El abedul es uno de los símbolos más característicos de la naturaleza rusa. Es un árbol más común en la Rusia central y del norte.
La corteza de abedul de antaño sirve para elaborar la artesanía a su base.
Normalmente son unos joyeros, adornos o recipientes que se llaman los tueces.

Foto de este sitio
En la antigüedad la corteza de abedul se utilizaba como material para escritura. En Rusia habían encontrados los antiguos documentos escritos en la corteza de abedul que tienen un gran valor histórico y ahora están examinándose por los científicos y se guardan en museos.

Foto de Wikipedia
También el abedul tiene muchos usos medicinales, y tradicionalmente las escobas compuestas de ramillas de este árbol se utilizan en el baño ruso de vapor. La gente que toma el baño se fustiga su cuerpo con esas ramillas para mejorar la circulación sanguínea, abrirse los poros de la piel y dejar salir los productos del metabolismo de manera sana y natural (como se cree entre los amantes de esta actividad).

Borís Kustódiev. «La Venus rusa».
Hoy el «zumo» de abedul va a ser un protagonista del Festival de la savia de abedul que se empieza en la ciudad de Vsevolozhsk cerca de San Petersburgo.
Gracias por contarnos estas cosas de tu país. Un abrazo Julia !
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias a ti, Francisco, por pasar por aquí comentando, es muy importante para mí. ¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Nunca he probado lo que aquí, por influencia norteamericana, es más fácil de encontrar, como imagino que habrás visto en algún sitio: el sirope de arce. No me llama mucho la atención…
Tampoco tenía ni idea sobre el consumo de savia de abedul, ni en Rusia ni en ningún sitio 🙂
Ese joyerito es muy majo, por cierto. Supongo que la joyería en madera, taracería y demás usando el abedul tendrá una historia antiquísima y que habrá algunas creaciones, en estos tiempos de revitalización vintage, exquisitas, ¿me equivoco? Un saludo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí, el sirope de arce es algo parecido porque también es la savia del árbol. La diferencia consiste en que la savia de arce tiene sabor con un ligero toque de la madera, y la de abedul, no. Pero a mí me gustan las cosas como esas, como algo exóticas y naturales. 🙂
En cuanto a la artesanía de madera y de la corteza de abedul también, tienes toda la razón, tiene la historia antigua y ahora de nuevo está muy de moda. Hay cosas muy muy bonitas. ¡Un saludo!
Me gustaLe gusta a 2 personas
Qué interesante. El abedul es un árbol que siempre me ha gustado mucho, sobre todo su corteza. No en vano he plantado varios; algunos en el jardín. Salud(os) y un abrazo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
¡Muchas gracias, Paco! Estoy sorprendida que abedules crecen en el clima de tu tierra, es muy interesante. Saludos y un abrazo¡!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me ha parecido muy interesante .Julia es fantástico lo que escribes amiga .Me encanta😚😚😚
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias, Elena! Me parece con frecuencia que nos rodean cosas fantásticas por toda la parte. 🙂 Un beso.
Me gustaMe gusta
¡Que interesante! Gracias por esta entrada.
Un saludo
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchísimas gracias, Laura! Perdona por retraso en contestarte, he perdido tu comentario por culpa de mi ordenador, y ahora lo veo. Siempre leo tu blog que me encanta, todas las entradas, y el serie La literaura y carnaval – especialmente, siempre quería comentártelo. 🙂 ¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias! ¡Oh! A mí el carnaval me tiene robado el corazón y me alegra mucho que ese pequeño espacio te guste especialmente. También te leo cada vez que saco hueco y me gusta mucho tu blog. ¡Espero que todo vaya bien! Un saludo enorme 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Otra vez muchas gracias! ¡Un saludo enorme a ti! 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pingback: Después del huracán | vozdemoscu
Que interesante Julia desconocía esto me encanta tu artículo saludos amiga
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias, Elena! ¡Saludos!
Me gustaLe gusta a 1 persona