¡Hola a todos! Pido vuestro perdón por un largo intervalo desde mi última entrada debido a varias razones. Ahora vuelvo con varias imágenes que he traído desde un viaje al norte de Rusia hace varios años. Con motivo del Día de los Museos, celebrado el jueves pasado, y de la Noche de los Museos, que se espera este fin de semana, voy a presentaros un museo ruso muy especial. Se trata de Kizhi Pogost, que está situado al aire libre, en la isla Kizhi en el lago Onega en la República de Carelia, Rusia. Es un conjunto arquitectónico de gran valor artístico que contiene edificios exclusivamente de madera. Desde 1990 está incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, señalando entre otras cosas: «Estas inusuales construcciones, en la que los carpinteros crearon una audaz arquitectura visionaria, perpetúan un antiguo modelo de espacio parroquial y están en armonía con el paisaje que las rodea».


La isla Kizhi tiene longitud de 6 kilómetros y sólo un kilómetro de ancho. Es una de las múltiples islas del lago que por sus dimensiones más parece a mar. Lo que podemos ver en la foto no son las orillas del lago sino las islas alrededor de la isla Kizhi

Para llegar a la isla hay que emprender un viaje por el lago Onega. Entre la capital de Carelia, la ciudad de Petrozavodsk, situada a orillas del lago, y Kizhi, que se encuentra a 68 km de la capital, varias veces al día cursan buques aerodeslizantes: hidroalas o alíscafos.


Es interesante que los últimos años el museo está accesible en invierno también: para eso cursan lanchas especiales: buques aerodeslizadores que van sobre hielo del lago. Pero no puedo aconsejar tal viaje por muchas incomodidades del invierno ruso.
El conjunto arquitectónico original consiste de dos iglesias y un campanario del período entre los siglos XVII y XIX, aunque en los años sesenta del siglo pasado al museo fueron trasladado muchos otros edificios antiguos de madera de las regiones norteñas de Rusia y sobre todo de Carelia: ermitas, capillas, casas campesinas y dependencias rurales.

La edificación más importante del museo es la iglesia de la Transfiguración del Señor, construida en 1722, coronada con 22 cúpulas. Cuenta la leyenda, que construyéndola, el maestro carpintero Néstor utilizó una sola hacha, y ni un clavo, y al acabar su trabajo, lanzó el hacha al lago Onega, pronunciando las palabras: «No la hubo, y no habrá otra iglesia como esta». De hecho, no es exactamente así: varios clavos fueron utilizados en la construcción de las cúpulas.



Al lado se encuentra la iglesia de la Intercesión de la Virgen, con sus 9 cúpulas.


En el interior de la iglesia.

El iconostasio.

También el museo cuenta con varias casas campesinas, se trata de casas grandes que tuvieron propietarios bastante acomodados.



La mayoría de los edificios contiene las exposiciones interiores con objetos de uso de la época, y el personal del museo disfrazado de trajes tradicionales muestra su agilidad en la artesanía típica de la región.


¿Es posible imaginar la casa rusa sin samovar?

¿Y sin estufa rusa? Tal estufa quema leña o carbón vegetal y se utiliza no sólo para cocinar, y aún no sólo para la calefacción doméstica, sino en invierno para dormir sobre su parte superior para recibir más calor.

De hecho, no todos dormían así, normalmente dormir sobre la estufa preferían los abuelos de la casa, teniendo más frío que los demás, también en casas campesinas solían dormir en poyos (en las casas más humildes) y en camas.

Las cunas para bebés solían colgar bajo techo con ayuda de vara larga que se apoyaba en una viga a modo de una palanca: era una construcción segura y servía para acunar a las crías.


El baño de vapor.

La tejedora.

Y la bordadora.

El tallista en madera.

En la parte exterior de la casa, bajo techo, hicieron su nido las golondrinas.

Las casas situadas en las zonas del norte normalmente tuvieron accesorias para guardar allí todos los aperos de labranza y pesca, y además un corral cubierto, contiguo a la vivienda, para ganado y animales domésticos. También guardaron así los trineos para moverse sobre la nieve y las redes de pescar.

Canoas de diferentes modelos típicas de la región Onega.



Los molinos de viento, no tienen nada que ver con los contra cuales luchaba Don Quijote en España.


También en el museo hay varias pequeñas ermitas de madera.

En el interior de la ermita.

El techo policromado.

El museo de la arquitectura de madera de Kizhi va a participar en la Noche de los Museos, así como muchos otros museos por todo el mundo.
¡Buen fin de semana!
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado
Tienes todo el perdón
Por favor no pidas perdón
Solo ya por leer tanta cultura cosas tan bonitas e interesantes
Merece esperar leer tanta
Historia y cosas bonitas
Gracias
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias, Sandra! Me encanta que te ha gustado lo que escribo. Un beso¡!
Me gustaMe gusta
Reblogueó esto en Contra la ley "antitabaco".
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias por rebloguear!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gran artículo. Encantado.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ya comentamos en una ocasión nuestros pareceres sobre las obras en madera y el influjo del arte bizantino sobre la arquitectura rusa. Estas fotos son, además de una preciosidad, clara muestra de lo que decíamos. Ese resabio semimedieval, esas gentes ataviadas de época dándole al sitio una «verosimilitud» que te permite meterte en el ambiente… ¡Muy bonito!
Como muy bonita es la historia de Néstro construyendo la iglesia, por cierto 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias, Luis! Siempre me gustan esas cosas con «verasimiltud», en Rusia, por desgracia, no son abundantes, en España hay muchas más y es lo que me encanta entre muchas otras cosas. 🙂 La madera es un material cálido, si se puede determinarlo así, es decir que es casi vivo. De corta vida, eso sí, sobre todo si se trata de su uso en las regiones del clima duro. No quiero decir que quería vivir en una casa de madera, pero tiene su encanto. )
La historia de Néstor es bonita y muy característica para la cultura rusa, hay varias algo parecidas, por ejemplo, la de un maestro constructor que elevó la famosa Catedral de San Basilio en la Plaza Roja de Moscú: la leyenda dice que fue cegado con objetivo que nunca pudiera repetir nada tanto bonito. 🙂 Y hay bastante más. Quiero decir que a veces me parece que los maestros rusos antiguos (o sus contratistas) estuvieron muy preocupados por la exclusividad de sus obras, cuales nunca y nadie no debería repetir y reconstruir. 🙂
Me gustaLe gusta a 2 personas
La del pobre hombre cegado en Moscú sí que me suena… Si es que más vale no meterse a albañil, por si las moscas 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jajaja, tienes mucha razón. 😀
Me gustaLe gusta a 1 persona
Interesante reportaje. Salud(os) y un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias, Paco! Saludos y un abrazo para ti. 🙂
Me gustaMe gusta
Muy interesante y bonitas fotos. Siempre nos traes historias y costumbres desconocidas, al menos para mi. Gracias Julia, un abrazo !
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias a ti, Francisco! Me alegro mucho que me lees y sobre todo que te gusta. ¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡que maravilla! como blogger de viajes tendré que ir a visitarlo tanto en verano como en invierno (lo de las lanchas sobre el hielo me ha dejado ojiplático) . Los edificios en madera también impresionantes. ¡preciosas fotografías!
Saludos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me alegro mucho que te ha gustado. Esos lanchas me han sorprendido también, los he conocido hace un par de meses, cuando una amiga bloguera rusa hice tal viaje y lo describió en su blog. ¡Muchas gracias por tus amables palabras! ¡Un saludo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Saludos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Una entrada preciosa. Lo describes y fotografías todo con esa ternura que anda escasa en los blogs de viajes. Gracias y saludos
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias! Los comentarios como el tuyo me ayudan a mejorar todo. ¡Saludos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pero qué bello lugar, estoy encantada con las cúpula de las iglesias! Hermosa isla museo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí, me encanta, sobre todo la armonía entre la naturaleza y la arquitectura. Muy bonito. 🙂
Me gustaMe gusta