Pan y sal


Como hoy se celebra el Día Mundial del Pan, dedico la entrada actual a este alimento tan importante para toda la humanidad. Desde los tiempos más antiguos el pan se considera en Rusia como una base y una fuente principal de la vida. En la Rusia antigua el pan estuvo un protagonista de muchos ritos, primero paganos y luego eclesiásticos (como en la Eucaristía). Nuestro idioma posee la cantidad enorme de cuentos populares y canciones, así como frases hechas, dichos y refranes sobre el pan: «El pan es la cabeza de todo», «Si hay pan, tienes la comida»,  «Partir el pan con alguien» (es decir, compartir la comida con alguien y a la vez hacerse amigos), y mucho más.

La cultura rusa actual hasta ahora presenta ciertos rasgos de los ritos  antiguos relacionados con el pan y su importancia. Una de las más representativas ceremonias es la de saludo de bienvenida. Desde los tiempos remotos existe la tradición de recibir a los invitados importantes ofreciéndoles pan y sal. La sal tradicionalmente también se considera un producto importante y con frecuencia se menciona junto con el pan en numerosos dichos y refranes. «¡Pan y sal!» – así saludaban visitantes a dueños de casa encontrándoles durante la comida (es como «¡Buen provecho!» en la actualidad). Y si decimos que hemos comido con alguien un pud (unos 16 kg) de la sal, eso significa que estamos conocidos con él durante mucho tiempo. A un anfitrión hospitalario lo llaman jlebosolniy, «de pan y sal».

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Ahora hacemos la ceremonia de saludo de bienvenida con el pan y sal sólo en los casos especiales: recibiendo a grupos de delegados oficiales, durante ciertos actos públicos (por ejemplo, algunas inauguraciones de eventos culturales), etc. Según la tradición, para este rito se utiliza el pan en forma de hogaza, en ruso karavay), sobre la cual se coloca un salero redondo con la sal. Toda esa construcción  está sostenida en las manos de una mujer vestida a un traje tradicional (normalmente el sarafán, un vestido ruso, y kokoshnik o algo así sobre la cabeza), por encima de un paño ornamentado a estilo ruso llamado rushnik. Como respuesta a este gesto de hospitalidad, el invitado debe pellizcar un trocito pequeño del pan, mojarlo en un salero y simbólicamente comérselo.

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Así, por ejemplo, lo hace la señora Merkel llegando a Minsk en febrero de 2015. Foto del periódico «Komsomolskaya pravda»

Además de los actos oficiales, a nivel popular, el rito de pan y sal acompaña las bodas rusas. Cuando recién casados llegan a casa (o a un restaurante donde se celebra la fiesta de bodas) después de la ceremonia matrimonial, así los reciben los padres de novio.  Aunque no todos en Rusia siguen las tradiciones hoy en día.

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La importancia del pan se ve en un ámbito de la educación de los niños. Se explica a ellos toda la dificultad del trabajo del agricultor (sobre todo en las condiciones climáticas muy duras como en la Rusia central), la duración larga del proceso de la producción del pan, desde  la siembra de un grano de trigo o centeno hasta su llegada a nuestra mesa. Desde la infancia nos enseñan respetar este alimento, no tirarse pan jugando entre si en comedor escolar y comprarlo en cantidades razonables para no tirar en la basura lo que sobra. Este respeto procede de la experiencia de nuestros abuelos y bisabuelos que durante las guerras, ruinas y desastres de los siglos anteriores muchas veces pasaron largos períodos del hambre. Lo último ocurió en el Sitio de Leningrado (el actual San Petersburgo) durante la Segunda Guerra Mundial. El sitio duró 872 días, desde 1941 hasta 1944. Según las fuentes diferentes murieron de hambre y frío entre 600 mil y 1,5 millones de ciudadanos. En los peores meses del sitio la cantidad diaria del pan era de 250 gramos para obreros que trabajaban duramente en las fábricas  y 125 gramos para empleados y funcionarios, niños y otros miembros de familias. El pan distribuyeron entre la población mediante a cartillas de racionamiento, y por ausencia de la harina normal el pan contuvo orujos, salvados, polvos y todo que pudo sustituir la harina. Los sobrevivientes hasta el final de su vida no pudieron echar a la basura ni una miga de pan.

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Una ración diaria del pan en Leningrado durante el sitio. Foto de RIA-Novosti.

Así podemos decir que el pan es un símbolo de la abundancia y de la paz. Desde la antigüedad todas las casas de las aldeas y ciudades rusas hasta las más humildes estaban equipadas con horno, un principal elemento de la vivienda. El horno ruso siempre era una fuente del calor en las épocas frías y a la vez un medio para cocinar alimentos, y en todas las casas hacían su propio pan. Ahora lo compramos en panadería o supermercado teniendo toda su abundancia y diversidad, aunque hay quienes prefieren hacerlo en casa – esta vez utilizando máquina panificadora.

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Como me parece, en España (a diferencia de la tradición rusa) antiguamente existían hornos públicos para cocer el pan (corregidme si me equivoco).  Y a mí me encanta un museo del pan en un pueblo turolense La Hoz de la Vieja. El siguiente video lo muestra perfectamente.

Y para finalizar: ¡qué siempre tengamos el pan y vivamos en paz! ¡Buen día a tod@s!

15 comentarios en “Pan y sal

  1. Israel

    Muy interesante, siempre es bueno conocer las costumbres y tradiciones de otros lugares, rituales que es bueno conservar y de los que hay que conocer su significado. Te felicito también por tu dominio del español, muy bueno, y le da más mérito aún a tus escritos. El pan está asociado con la hospitalidad en muchos lugares del mundo, y es un símbolo universal del alimento y el trabajo. Hoy, día del pan, yo creo que nuestros deseos han de estar con quienes no lo tienen. Millones de personas que, como las que describes del sitio de Stalingrado, viven en la mayor necesidad, victimas de conflictos, desastres o de la ceguera social del primer mundo. Paz y pan para ellos.

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  2. baragua

    Después de leer esta interesante entrada y sumado a la hora que es (casi las dos de la tarde), me voy a acercar al plato lo más rápido que puedo, que me ha entrado un hambre bastante notable. Salud(os).

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