Ya estoy en el final de este reto muy interesante en el cual participo gracias a Israel y su blog El Destrio. Participando en esta actividad cumplimos las siguientes normas:
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Publicar una frase cada día durante tres días, puede ser de un libro, una canción, una película…
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Nominar a tres blogueros en cada post para retarlos.
Hoy quiero publicar una frase del poeta ruso de la segunda mitad del siglo XX: Joseph Brodsky, que desgraciadamente pasó el final de su vida en exilio (que en cierto sentido era mucho mejor que su estancia bajo represiones en su país natal).

Joseph Brodsky. Foto de este sitio.
Ya cuando vivía en Estados Unidos ganó el Premio Nobel de Literatura en 1987. Su poesía es muy complicada, filosófica y llena de la inteligencia y materia en qué pensar. Pero la frase que elegí no es de sus poemas sino de un ensayo dedicado a libros.
Los libros son, en efecto, menos finitos que nosotros mismos. Incluso los peores sobreviven a quienes los escribieron.
¡Qué buena que estuvo esta serie de escritores rusos!
Para la próxima, me gustaría ver también algo de Tolstoi. Es increíble, una vez abrí al vuelo una de sus obras, y justo en esa página era un texto que encerraba una (larga) frase… ¡Qué escritores geniales!
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Gracias, Fabio, me alegra que te ha gustado esta serie. En cuanto a Tolstoi, a diferencia de Chejov, por ejemplo, él prefería utilizar frases largas. Como notaste, puedan ocupar una página entera. Y además era una persona de los que «enseñan» (aunque estuvo inteligente) o mejor dicho «comparten su propia experiencia». Y hay una curiosidad en un hecho que los textos de Tolstoi (de cualquier libro suyo) utilizamos mucho en Rusia en la formación filológica, para aprender el sintaxis y puntuación, porque además de construir frases muy largas, lo hacía muy correctamente y lógicamente, y por eso son buenísimos ejemplos del uso de la lengua rusa.
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Y grandes desafíos para los buenos traductores a otras lenguas. Jamás estudiamos ruso, pero… ¡todos amamos a los grandes autores rusos! Larga vida a los traductores, pues.
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Eso sí, el trabajo increíble de traducir ciertos autores. Los grandes autores de la lengua española me encantan también. ¡Que suerte tengo que puedo leerlos en español!
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