A qué huele la Nochevieja en Rusia


Se acerca la Nochevieja. Es una de las fiestas más esperadas en mi país. Durante todos los últimos días toda la gente está preocupada por las preparaciones: necesitamos inventar ideas de regalos para familiares, para compañeros de trabajo o de clase; también hay que tener claro el programa de entrenamientos festivos y mucho más. La parte considerable es la mesa de la Nochevieja, porque debe ser muy especial, abundante y para todos los gustos. En la mayoría de hogares es una fiesta familiar, aunque hay quienes reciben a los invitados o van a casas de amigos. Toda la familia e invitados se unen alrededor de una mesa puesta de gala, con un Árbol de Navidad en un rincón más visible de un salón, con cajas individuales de regalos bajo de él. Normalmente la cena de Nochevieja empieza varias horas antes de las doce de la noche, a las diez o a las once (par «despachar» el año pasado) y dura hasta la una o las dos de la madrugada, aunque hay quienes al celebrar las doce campanadas salen a la calle para lanzar cohetes, descender de toboganes de hielo, ver los fuegos artificiales en la Plaza Roja u otros rincones emblemáticos de las ciudades rusas, o simplemente disfrutar de un paseo por una ciudad invernal cubierta de nieve e iluminada de luces (un placer muy dudoso para mí por motivo del frío, aunque muy apreciado por muchos los demás en mi país).

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Abetos – así llamamos no sólo el mismo Árbol de Navidad, sino las fiestas infantiles con espectáculos navideños que tienen lugar por todo el país en teatros, circos y arenas deportivas. Durante las vacaciones de invierno  esos establecimientos ofrecen un amplio programa para los niños de todas las edades. Entre las representaciones infantiles destacan los espectáculos teatralizados de patinaje sobre hielo. Los protagonistas de todas las actuaciones son Ded Moroz (el Abuelo de Frío, o el Abuelo de Escarcha, un personaje inventado, un análogo ruso de Papá Noel, y su nieta Snegurochka (la Doncella de Nieve, ideada en la época soviética para equilibrar la igualdad de género). Normalmente después de un espectáculo todos los niños reciben una bolsita de regalos dulces.

Los días alrededor de esa fecha tienen un encanto especial y su aroma singular. La Nochevieja en Rusia huele a la pinocha y a mandarinas. Lo primero es porque normalmente para la fiesta solemos instalar en casa un abeto natural, que se vende en mercadillos de abetos o en centros comerciales. En los últimos años cada vez más gente prefiere abetos artificiales, pero no es lo mismo. Y lo segundo, el olor de mandarina, es lo que acompaña la Noche Vieja desde los tiempos soviéticos. La razón es muy sencilla: en la URSS la mandarina fue la única fruta que podríamos comprar en la frutería en pleno invierno. Las manzanas a esas alturas del año ya fueron de poca calidad, y sólo naranjas y mandarinas fueron frutas alcanzables en aquella época, sobre todo gracias a comercio exterior con países como Marruecos o Egipto y a las mandarinas cultivadas en la República de Abjazia, la región de la ex URSS dotada con un clima favorable. Las mandarinas también formaron parte del juego de dulces que recibían los niños durante las fiestas navideñas y además podían ocupar su lugar entre los demás adornos para decorar el Árbol de Noel. Hoy en día los centros comerciales nos ofrecen toda la fruta hasta la más exótica, sin embargo mandarinas son imprescindibles en todos los hogares para la Nochevieja.

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Foto de este sitio.

Tradicionalmente, el Árbol de Navidad lo adornamos no solo con bolos de colores, sino con dulces, melindres decorados especialmente para eso, manzanas, mandarinas y nueces envueltos en papel de aluminio, uvas y figuritas de chocolate – los menudos tesoros para los más pequeños de la casa que poco a poco pueden conseguir directamente de un árbol. Con frecuencia para los peques invitan a Ded Moroz Y Snegurochka, que suelen ser actores, aunque en muchos hogares su papel interpretan los padres de familia. Aún existe una chiste sobre las etapas de la vida de un hombre: «Primero tú crees que Ded Moroz existe; luego no crees que Ded Moroz existe; ya eres tú Ded Moroz».

Las fiestas rusas (salvo pocas exclusiones) no requieren ningún menú especial. Pero ya hay ciertas tradiciones para la cena de la Nochevieja. Normalmente preparan muchos platos nutritivos y abundantes. Los entrantes y aperitivos fríos y calientes, como el jolodets (una especie de aspic de carne gelatinosa), dos o tres ensaladillas entre las cuales los primeros puestos ocupan el olivier (la ensaladilla rusa), el arenque bajo abrigo,  vinegret o mimosa. También en la mesa no faltan verduras de las conservas caseras en salazones, embutidos y quesos, canapés con caviar de salmón y de salmón marinado (son productos de lujo en Rusia y rara fiesta pasa sin su presencia), y todo lo que se puede imaginar. El plato principal puede presentar carne asado al horno con patatas, también se aprecia mucho para la cena festiva pato, o pavo o aun ganso asado (que viene de la tradición antigua rusa), en ocasiones puede ser pescado, aunque en la Rusia central es un problema encontrar buen pescado en venta. Pero cada vez más gente elige unos platos de marisco para la cena de Nochevieja. Como veis, nada que ver con la vida sana. Pero… una vez al año podemos permitírnoslo. Todos los platos, tan abundantes según la tradición rusa, están dedicadas para ser acompañados con bebidas alcohólicas, entre las cuales, por desgracia, el vino todavía no ocupa un lugar considerable. Además esperan su debida hora los postres, por ejemplo una tarta, y además dulces, frutas y mucho más. Raros sean los que hubieren podido soportar todo el programa gastronómico de una cena como esa.

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A las doce menos diez todas las conversaciones se callan para poder escuchar la felicitación del señor Presidente del país por la tele. Como siempre, el Presidente nos cuenta algo sobre ciertos logros del país, se lamenta sobre algunas desgracias que siempre tienen lugar en un país de tantas dimensiones, expresa su esperanza para el futuro y desea a todos un feliz año nuevo. El presidente durante su discurso siempre aparece en el fondo de la Torre de Salvador del Kremlin de Moscú, cuyo reloj con sus campanadas anuncia la llegada del año nuevo para todo el país. El primer campanillazo significa un señal para abrir botellas de vino de Champaña (la parte integrante de las celebraciones de Nochevieja), el proceso debe ser rápido para que con el último son la cava sea en cada copa para chocarla con las demás, brindar y felicitar a todos que están a nuestro alrededor. ¡Y sin olvidar de pedir un deseo en este momento tan mágico!

Después de la cena la gente activa puede ir a la calle o pasar un rato bailando, cantando o jugando a juegos deportivos o de mesa, aunque la gente inerte prefiere limitarse a los programas televisivos que en su mayoría son las presentaciones de gala de Nochevieja, algo muy parecido a las de que se trata en la película cómica española «Mi gran noche» dirigida  por Álex de la Iglesia y protagonizada por Rafael. Si no la habéis visto, la os recomiendo porque es muy divertida. También hay muchas películas navideñas que durante esas fechas nos muestran por la tele.

Especialmente debo mencionar que durante los últimos más o menos cuarenta años se ha aparecido una tradición de ver una película muy singular para todos en mi país. Se trata de una comedía lírica «La ironía del destino, o goce de su baño», dirigida por un genial director de cine Eldar Riazánov (me parece que es posible encontrar una versión traducida al español en el canal de yuotube). Es la película que gusta a todos tanto, que durante las vacaciones navideñas la proyectan varias veces por distintos canales de la tele.

En cuanto a mi familia y yo, esta vez estaremos en casa, con la cena no tan abundante como nos indican las tradiciones, aunque ciertos platos voy a preparar. En lugar de conciertos por la tele rusa, vamos a escuchar villancicos y a las dos de la madrugada (así es la diferencia horaria entre Moscú y España) vamos a participar en la fiesta de la Plaza del Pilar en Zaragoza tragando las doce uvas al compás de la campanada del Ayuntamiento y con el concierto directo de la plaza. Antes todas las Noches Viejas hemos pasado allí realmente, ahora lo hacemos virtualmente gracias a la AragónTV.

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¡Feliz Año 2017 a todos!

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